“Hasta diría que hay promiscuidad en ése hospital alterno –de contingencia: Santa Rosa –. Conocí el Garayar en los 70’s. Era un hospital de lujo. Cuando lo demolieron (nunca estuve de acuerdo) sentía que la vida se nos iba. Hoy compruebo las razones. / Con lo de la meningitis –que no es la primera vez que ataca Iquitos– estoy recordando aquel domingo 1 de marzo 2020.
En las afueras del Santa Rosa (Libertad/Grau) había unas doscientas personas que pugnaban por atención. Sus familiares habían llevado mecedoras, bancas, sillas, etc. El dengue había atiborrado los hospitales de Iquitos.
Mercedes Pinillos (que había sido director de salud unos días antes) estaba en la vereda de su consultorio. Le dije: «Esto ya es una masacre». Me refería al dengue y le agregué: «Sí viene rápido la plaga que avanza en Asia y Europa, sólo nos quedará rezar».
Hospital “César Garayar García”, jamás debió ser demolido. Pudo ser mejorado en su hermosa infraestructura de lujo que tuvo en los años 70.
Jamás pensé que mi entrañable amigo de combates políticos sería uno de los primeros en morir con COVID. Aunque usted tal vez no lo crea, ése mismo domingo 1 de marzo 2020, a las 10 de la mañana, llegaba a Iquitos, desde Viña del Mar -; Chile, Ochoa. Había ido a «vacacionarse» en el festival con toda su banda, sin importarle para NADA la vida de los loretanos.
El consejo regional guardó un silencio cómplice. Hoy la historia se repite. Si se ufana de haber estudiado en La Habana, mínimo pues debería poner en práctica una de las leyes fundamentales del gran médico argentino -cubano Teté Che Guevara: *»Vale más la vida de un solo ser humano que todo el oro del hombre más rico de la tierra»*.