*La fiscalía, como es su rol, tendrá que demostrar de manera eficiente si existe o no dolo en el caso emblemático.
Corre el riesgo de perderse en la nada ya que hasta la fecha no se observa una presentación de testimonios fuertes, algunos testigos señalan, incluso, que no recuerdan mucho por los años transcurridos (más de 11).
Los auditores mencionan que responden de acuerdo a los documentos revisados, pero cuando les hacen las repreguntas puntuales sobre detalles de los actuados, dicen que no recuerdan. Como cuando una madre regaña a su hijo y le pregunta por algo mal hecho, respondiendo que no recuerda con la mirada baja.
La última audiencia donde tuvo que sustentar el auditor de acuerdo a los documentos observados; dio vergüenza. Parecía que estaba hablando un principiante en la carrera de derecho. Salvo en algunas excepciones que no reconocía algún hecho porque el documento no estaba en el expediente judicial del caso del alcantarillado.
Caso alcantarillado dos, el auditor de Contraloría dio pena, o vergüenza que casi es igual.
De lo que se dio cuenta el juez Guillén Vallejo, señalando que el juicio oral era de acuerdo a todo lo que había en el expediente judicial, y qué si había otras pruebas, pidiendo una copia del documento de la ampliación de plazo número dos, al abogado Mattos. Y que lo consideraría en otra etapa.
El fiscal anticorrupción Paul Peralta, tendrá que hacer esfuerzos grandes para lograr una sentencia importante del caso del alcantarillado en el Lote 1 (PTAR).
Walter Ríos Babilonia, Roy Meza, son dos de los que casi siempre asisten de manera presencial a las audiencias desarrolladas todos los viernes a las 9 am.
Al margen de lo escuchado, lo que sí queda claro es la pobre oratoria del auditor y falta de conocimiento del expediente por el que tenía que responder. Ello genera interrogantes en torno a la calidad de profesionales que vienen ingresando a la institución de control regional. Muy lamentable.